Ocurrió mientras me documentaba para un futuro artículo sobre librojuegos. Al situar en el mapa temporal el primer gamebook publicado, acabo en el año 1976. Fue entonces cuando un tipo de New York llamado Edward Packard consiguió vender a la editorial Vermont Crossroads un libro titulado Sugarcane Island. La obra estaba basada en las historias que les contaba a su hijas antes de dormir, y en las que dejaba intervenir a las niñas mediante preguntas que cambiaban el curso del relato. Con la intención de emular esa experiencia, Packard creó un libro donde se daban instrucciones para saltar entre ciertas secciones según tus preferencias, configurando así «tu propia historia».
Sugarcane Island, que nos pone en la piel de un náufrago que trata de sobrevivir en una isla tropical extraña, pasó bastante desapercibido al principio, pero varios años después daría pie a una serie de libros titulada Elige tu propia aventura que lo cambiaría todo, y de la que hablaremos en futuros artículos.
Convencido de que los gamebooks son la piedra fundacional de la ficción interactiva, apunto el año bien grande, 1976, como origen de estas nuevas narrativas.
Entonces recibo una suerte notificación mental: «espera, Jose: ¿el primer juego de rol no se publicó antes?
Consulta y constatación. En efecto, la famosa caja blanca de Dungeons & Dragons se publicó en 1974.
Tiene sentido, me digo: los orígenes de la ficción interactiva siguieron un desarrollo histórico paralelo al de la narrativa, en general: comenzó por el relato oral, en nuestro caso, en forma del primer juego de rol del mundo.
Habrá quien discuta que los juegos de rol son, en realidad, libros, pero basta con conocer mínimamente cómo funciona una sesión de juego para entender que los manuales de rol sirven como apoyo y disparador creativo, pero la actividad en sí se desarrolla mediante una conversación, en el territorio de la oralidad más absoluta.
Entendido. Muevo el año de génesis a 1974.
Según la evolución histórica de la narrativa, ahora sí que le llegaría el turno a los librojuegos como formato impreso, ¿verdad?
Pues no. La ficción interactiva me deparaba sorpresas, de nuevo.
En cierto momento se me ocurre investigar sobre la fecha de publicación del primer videojuego narrativo. Primero confirmé algo que imaginaba: que dicho videojuego usó el formato de aventura conversacional, que básicamente se basa en leer texto en pantalla e introducir ciertas órdenes, también textuales, como respuesta a preguntas y elecciones que te propone el relato. Si usabas una palabra o combinación de palabras previstas por el sistema (normalmente tenías que usar un verbo para definir la acción, y un objeto o persona sobre la que actuaba, por ejemplo, abrir puerta) la aventura proseguía de manera ramificada.
Esta primera aventura conversacional se tituló Colosal Cave Adventure, fue creada por el norteamericano William Crowther, y como su nombre augura, nos pone en la piel de un explorador de mazmorras y laberintos que deberá resolver puzzles, interactuar con su entorno y sobrevivir a accidentes y combates contra criaturas para llegar al final.
La sorpresa, y aquí viene la serendipa, fue descubrir que Colosal Cave Adventure se publicó en 1976. Sí, el mismo año que Sugarcane Island, el primer librojuego.
Aunque en el futuro espero hacer algo de arqueología narrativa para explorar estas obras fundacionales, mi intención de hoy era compartir contigo la emoción de haber descubierto que los caminos se bifurcaron desde el kilómetro cero, dando lugar al primer librojuego y al primer videojuego narrativo en el mismo año: 1976. Sin restar un ápice de importancia al hecho de que la piedra fundacional fueron los juegos de rol, un par de años antes.
Curioso detalle sobre la génesis de la ficción interactiva, ¿no te parece?
Muy interesante, gracias por explicarlo!